Los cosméticos minerales no son una novedad. Han acompañado al ser humano desde tiempos ancestrales, aunque sus estilos, usos y significados han evolucionado a lo largo de la historia. Tanto hombres como mujeres han utilizado los “colores de la tierra” para decorar sus cuerpos, expresar identidad o conectarse con lo espiritual.
Antiguas Civilizaciones: Rituales y Protección
Egipto En el antiguo Egipto, el uso de pigmentos minerales era común tanto por motivos estéticos como simbólicos. El kohol (un delineador de ojos a base de galena) y la henna se utilizaban para embellecer y proteger. Cleopatra es un ícono del maquillaje mineral: delineaba sus ojos en forma de almendra y usaba pigmentos naturales en labios y mejillas. Además de realzar la belleza, los egipcios creían que los tonos oscuros protegían contra los malos espíritus y acercaban a lo divino. También usaban ingredientes como goma de incienso y miel para tratar heridas y quemaduras.
Grecia y Roma En la cultura grecorromana, los cosméticos eran símbolo de estatus y vanidad. El cuidado de la piel incluía miel como humectante y aceite de oliva para proteger y dar brillo. El maquillaje se elaboraba con ingredientes naturales: carbón molido con aceite para los ojos, cera de abeja y pigmento rojo para los labios, y piedra pómez molida para la higiene dental.
Europa en la Edad Media: Belleza y Riesgo
Durante el Renacimiento y hasta finales del siglo XIX, la piel clara se convirtió en sinónimo de clase social alta. La tez bronceada se asociaba con el trabajo manual, por lo que hombres y mujeres recurrían a métodos extremos para lucir pálidos. Entre las prácticas más comunes estaban las sangrías y el uso de mezclas altamente tóxicas como vinagre con plomo. Elizabeth I de Inglaterra popularizó un estilo conocido como “la máscara de la juventud”. También se utilizaban claras de huevo para dar un efecto glaseado, pétalos de flores como labial y carbón en cerillos para crear rímel. Sin embargo, el uso de sustancias como arsénico, mercurio y plomo causó daños severos a la salud, e incluso la muerte.
Siglo XX: El Auge de la Industria Cosmética
A comienzos del siglo XX, la industria cosmética moderna tomó forma, impulsada por el cine y la moda. Marcas icónicas como Max Factor comenzaron a ofrecer productos que replicaban el estilo de las estrellas de Hollywood. Se desarrollaron los primeros tintes para el cabello (1907), esmaltes de uñas (1919), y lápices para cejas (1920). Ese mismo año, Coco Chanel popularizó el bronceado como símbolo de sofisticación, marcando un cambio radical en los ideales de belleza.
Siglo XXI: Regreso a lo Natural
Hoy en día, vivimos una nueva revolución en el mundo del maquillaje: el regreso a lo natural. Con mayor conciencia sobre los efectos nocivos de ciertos químicos, crece la demanda de productos seguros, éticos y amigables con la piel. Los cosméticos minerales responden perfectamente a esta necesidad. Ofrecen fórmulas limpias y efectivas, elaboradas con ingredientes naturales que cuidan, nutren y embellecen la piel, respaldados por la ciencia y la tecnología actual.